JOHAN MARIELA
Johan Mariela Lopez soy de Nicaragua tengo 40 años, no pude terminar mis estudios, solo hice primaria. Soy trabajadora del hogar y de los cuidados.
“Tengo 3 años de estar aquí, primero vino mi esposo en septiembre y luego yo en noviembre, yo vine emocionada, dejé a mis hijos en mi país”.
En muchas ocasiones, antes de la partida el migrante suele idealizar (o le idealizan) el destino; al llegar, no todo es como le habían dicho o como se imaginaba. Se encuentra frecuentemente con condiciones difíciles de vida, con problemas para encontrar trabajo, problemas de regularización, de vivienda, de idioma, presiones externas, rechazo, exclusión,… todo esto dificulta la aceptación de la nueva situación y la adaptación (Calvo, 2005).
“Cuando vienes aquí vienes a trabajar, pero a veces desconocemos la realidad y muchas veces venimos a estar como no hemos estado en nuestro país. Yo no sabía antes lo que era un encierro, entonces cuando a mí me sale mi primer empleo de interna, de sustitución yo entré un 23 de diciembre y me tocaba salir un 23 de enero, yo sí sentía que podía trabajar, pero a los 4 días sentía que me iba a morir, por el encierro”.
El proceso migratorio tiene de forma inherente una serie de problemáticas tales como, las condiciones del desplazamiento, la precariedad o la posibilidad de rechazo en el país de destino (Calvo, 2005).
Las preocupaciones que se tienen están relacionadas con el alto nivel de presión que se recibe. No siempre estas preocupaciones pueden ser compartidas con personas de confianza; puesto que al emigrar se pierden las redes de apoyo, sociales y comunitarias. La ausencia de una red social estable en el contexto de acogida favorece las preocupaciones excesivas e intrusivas (Calvo, 2005).
“Soy el pilar de la casa de mi madre, la ayudo a ella y envío dinero para que mi hijo pueda estudiar su carrera de medicina en la Universidad. Es difícil porque con 900€ no llego”.
Las protagonistas de estas historias dividen sus ingresos económicos para no sólo hacer frente a sus necesidades en el país de acogida, sino también a las necesidades de su familia en el país de origen. Aunque la familia y sus necesidades no están físicamente en el mismo espacio geográfico, ella son las sustentadoras tanto de los vínculos emocionales como de los económicos, indistintamente de su geolocalización (Oxfam, 2021)-
Cuando se prolongan las incertidumbres, la inseguridad… la nostalgia aflora de manera más viva debilitando el proyecto de asentarse en una tierra que le es completamente ajena. El proyecto del regreso se hace más presente y el sufrimiento del día a día se hace más insoportable (Calvo, 2005).
“Yo soy muy creyente, y le pido a Dios una oportunidad para mi marido y para mí, un trabajo digno, porque de verdad, que no se nos han presentado buenas oportunidades”.
Crees que por tres años a la vista de todos me debo ocultar,
Por no poder demostrar, que no soy ni de aquí ni de allá.
#EstrabajoEstrabajadoraEsCiudadana
#SeUnaEmpleadoraJusta