SUSAN
Susan Noelia Melendez Diaz, 36 años, Perú, Tengo secundaria completa, en mi país estudié fisioterapia y aquí trabajo cuidando adultos mayores
“(…)me vine a España en febrero de 2019. Vine por razones económicas, deje a mis niños con mi madre, al cuidado de ella. Dejo a mi niña con 8 años de edad y a mi bebé de 9 meses de nacido, me vine para buscarles un mejor futuro para ellos (…) Claro yo me vine con muchas ganas y mucha ilusión, pero también con mucha tristeza de dejar a mis hijos allá, pero pues con todas las energías para poder trabajar y darles un futuro mejor a ellos. Llevo ya casi 3 años acá, pero hasta ahora no he conseguido lograr todo lo que quiero, pero espero conseguir cumplirlo.”
Una de las principales dificultades que enfrentan las mujeres migrantes cuando llegan a España es la imposibilidad de acceder a los “papeles” y de trabajar de manera regular. La ley española, por el contrario, prioriza la llamada situación nacional de empleo y la política de contingentes, obligando a las trabajadoras migrantes a trabajar en la economía sumergida. En este sentido, el acceso a una residencia regular es un derecho básico, que opera como condición de posibilidad del ejercicio de los demás derechos, “el derecho a tener derechos” (Contreras et al., 2018).
“Algo positivo de vivir aquí es que me he encontrado con personas muy buenas (…) Algo negativo, que trabajé con una señora que me ofreció hacerme el contrato después de haber trabajado mucho tiempo con ella, pero que al final me dijo que no me lo iba hacer. Yo había dejado pasar una oportunidad con otra persona que tal vez me lo iba hacer, (…) o sea creí en su promesa pero al final, no me lo hizo, entonces eso sí que me causó mucha tristeza.”
“Ella me pagaba 600€ por estar con ella de lunes a domingo, porque me decía que ella me daba comida, techo, me daba todo. No me daba descanso. No he tenido vacaciones porque supuestamente cuando iba al pueblo con ella, los dos meses allá de verano con ella eran mis vacaciones”.
En ocasiones el trabajo doméstico en modalidad de interna es percibido por algunos empleadores y por parte de la sociedad como un “chollo” al tener alojamiento y comida dentro del precio. Los datos muestran que en dicha modalidad de trabajo es donde más se dan abusos y explotaciones laborales. Es un trabajo que emplea principalmente a mujeres sin documentación, porque no les queda otra alternativa, es un trabajo que en el mejor de los casos solo te permite unas horas libres a la semana.
7 de cada 10 internas trabaja más de las 60 horas semanales que estipula la ley y casi un tercio no tiene ningún descanso diario, entendido como, la libertad de salir de la vivienda para dedicarse a sus propios asuntos. Un 21,56% no disfruta de ningún descanso semanal (El diario, 2018).
En este tipo de trabajo eres la primera en levantarse y la última en acostarse. Por mucho que te dicen que eres de la familia, no lo eres, eres la que limpia, la que cuida a los niños, a los animales y cuando no te necesitan te despiden porque no hay ninguna ley que nos proteja (SEDOAC)
“Llevaba trabajando con ella dos años, me dijo que si yo estaba enferma, ella se buscaba otra persona porque yo podía tener Covid y ella no se quería contagiar, cuando lo mío era un resfriado, no tenía nada, pero bueno..”
“Me motivan mis hijos (…) Espero encontrar un trabajo y cuando lo encuentre hacer valer mis derechos.”
Tres años de exilio,
Tres años de soledad,
Tres años de sombras,
Tres años en la oscuridad,
Por no pertenecer a esta sociedad
#SeUnaEmpleadoraJusta
#EsTrabajoEsTrabajadoraEsCiudadana